En noches como esta,
me esperan siempre letras muertas,
palabras que no salen de ninguna boca,
pensamientos que luchan por morirse
y mi mente vagabunda en sueños vanos.
Instantes descalzos que corren lento
de la mano con las agujas del reloj,
y cada que detienen su recorrido
nos fatigan por su ruidosa detención...
Yo tardo un siglo para asimilarlo.
Su sangre cubre las tumbas
de las letras ya fallecidas,
y esta tormenta calla toda inquietud.
Desesperante sombra nocturna
que cubre todo lo que se ve.
Intentando desaparecer por completo,
cada momento, cada sonrisa,
cada abrazo, cada sentimiento
y des convirtiendo todo en afecto;
me disfrazo en el monstruo frío
solitario... Que siempre temí ser.
Porque en su vida comprendió
como todo eso lo que querría;
termino.
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